Gases calentados y humidificados
En una vías respiratorias saludables, las vías respiratorias superiores se encargan de calentar y humedecer el gas durante la inspiración. Además, el gas se satura completamente con vapor de agua a una temperatura corporal central (por lo general, 37 °C, 44 mg/L de H2O) cuando alcanza las vías respiratorias distales.1
Sin embargo, durante la ventilación invasiva se omiten las vías respiratorias superiores, además de los mecanismos naturales de protección y humidificación de las vías respiratorias. Por lo tanto, es crucial calentar y humidificar los gases mientras se administra este tratamiento.1,2
¿Por qué es importante la humidificación?
El gas medicinal suele ser frío y seco (≤23 °C, <2 % de humedad relativa) en comparación con el aire ambiental (23 °C, 40 % de humedad relativa).3 La administración de gas frío y seco a las vías respiratorias está asociada a una mayor pérdida de agua y calor, a la inflamación del epitelio de las vías respiratorias y a un mayor riesgo de lesiones en las vías respiratorias. Además, una humidificación insuficiente puede perjudicar la expulsión de secreciones y aumentar el riesgo de bloqueos en las vías respiratorias. Estos efectos se agravan en los lactantes prematuros; se ha demostrado que unos pocos minutos de ventilación con una humidificación que sea insuficiente incrementan la resistencia de las vías respiratorias y reducen la distensibilidad pulmonar.1,2
Hay varios beneficios importantes asociados a la humidificación.