El sistema respiratorio es un mecanismo con un delicado equilibrio que depende de la humedad. Se obtienen ventajas clínicas importantes cuando los niveles de temperatura y humedad naturales en pulmones sanos de adultos se emulan de forma artificial en los sistemas respiratorios. Para ofrecer terapias que conserven la función pulmonar óptima, es necesario entender el equilibrio fisiológico de humedad presente en las vías respiratorias normales.
Las vías respiratorias normales tienen dos funciones principales del pulmón: mantener un intercambio de gases eficaz y preservar las defensas de las vías respiratorias. Para funcionar de forma óptima, se debe mantener el equilibrio natural.
Intercambio de gases
El flujo de aire a los alvéolos es necesario para el intercambio de gases. Las funciones de calentamiento y humidificación naturales de las vías respiratorias ayudan a mantener las vías respiratorias limpias y libres de obstrucciones, gracias al estímulo de la expulsión mucociliar y a la reducción de la broncoconstricción que va asociada a un enfriamiento de las vías respiratorias.
Defensa de las vías respiratorias
Los mecanismos de defensa principales son el estornudo, la tos, el carraspeo y el uso de filtros naturales (como los pelos nasales). La línea de defensa secundaria es el sistema de transporte mucociliar, que atrapa y neutraliza los contaminantes inhalados (en la mucosidad) y los transporta hacia arriba y hacia fuera de las vías respiratorias, manteniendo el pulmón libre de patógenos causantes de infecciones. Este sistema esencial de defensa es muy sensible a la humedad.
La humedad también es crucial para la salud mucociliar.
Cuando un paciente entra en un entorno hospitalario y requiere asistencia respiratoria, el equilibrio natural de las vías respiratorias se puede ver comprometido.
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